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sábado, 1 de mayo de 2010

1º de Mayo Día del Trabajador

"...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos... abajo la concurrencia sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... plegaria es el rostro de Spies, firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora... los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable..."
José Marti (Corresponsal en Chicago de "La Nación" de Buenos Aires)

Los sectores dominantes procuran no sólo que los trabajadores no tengamos historia, doctrina, héroes o mártires. También intentan adueñarse de nuestras fechas, de nuestros símbolos, de nuestra razón de ser.
Para ellos el 1º de Mayo es el Día del Trabajo, una abstracción que responde a la lógica de negar al sujeto histórico concreto, de carne y hueso: el trabajador.
Ese axioma, amplificado hasta el infinito por la superestructura cultural del sistema, no es inocente. Se trata de fraccionar la conciencia de unidad de clase, de instalar en el imaginario colectivo la preeminencia de lo individual por sobre lo comunitario, de aniquilar la noción de hombre organizado como sustento del progreso social.
Recobrar el espíritu clasista siguiendo el itinerario de los pioneros del movimiento obrero, de sus luchas y sueños, de sus fracasos y efímeras victorias, significa poder mirarnos en el espejo de la lealtad a un proyecto revolucionario inconcluso de liberación nacional y social.
La historia es un devenir. No empieza cuando uno llega y tampoco termina cuando uno se va. Ese sindicalismo que no transa ni claudica ante el poder es nuestra fuente de inspiración. El de los anarquistas, socialistas, sindicalistas revolucionarios y comunistas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX .
Los mártires de la Semana Trágica, La Forestal y la lucha de la Patagonia, Agustín Tosco, Víctor Choque (primer obrero muerto en democracia), Teresa Rodríguez (primera maestra asesinada en democracia) la lista es larga y el recuerdo imborrable. También la mayoría de los 30.000 militantes populares masacrados por la dictadura militar provenían del universo del trabajo. Todos ellos no ofrendaron sus vidas para construir un capitalismo serio o de rostro humanitario. Vivieron, lucharon y murieron por una sociedad libre, fraterna e igualitaria. Para terminar con el régimen de despojo y explotación. Por una Patria soberana. Rescatar su compromiso político, social e histórico se convierte en un imperativo insoslayable en momentos que el enemigo opera incansablemente para mantener sus privilegios intactos.
Este 1º de Mayo es propicio para recuperar la memoria de los que pelearon por la dignificación de los trabajadores y por un país con justicia social, plena democracia, desarrollo económico y una política exterior independiente, encaminada solamente a servir a los intereses nacionales y a la unidad con los pueblos latinoamericanos.
Es responsabilidad de nosotros los trabajadores recoger esas banderas y enarbolarlas para que el pueblo argentino camine hacia un futuro de democracia, igualdad y soberanía.
Tal como lo quisieron nuestros Mártires de Chicago, los anarquistas, socialistas, sindicalistas revolucionarios y comunistas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Félix A. Ferrioli

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